La
espera vale la pena y hoy por fin regresa Kabaneri al blog. Sé que
tenía pendiente la entrada del episodio 7 y ayer salió el 8, pero
ya he visto este último así que puedo subir un comentario uniendo
los dos. Esto es lo que tenía pensado hacer desde que se me retrasó
la entrada del séptimo la semana anterior, así que sin más
dilación vamos a ver que nos ofreció Kabaneri con sus dos episodios
más recientes.
El
episodio 7 fue un episodio más bien transitivo, mayoritariamente
orientado al estudio de las motivaciones de los personajes, de una u
otra manera, siendo Ikoma y Mumei los personajes tratados en primer
plano. Por fin, el Koutetsujou llega a un pueblo donde pretenden
celebrar el Tanabata, la fiesta de las estrellas japonesa. Una vez
están en el pueblo, hay segmentos por en medio que no aportan mucho,
así que pasemos a lo principal. En este episodio, Ikoma se da cuenta
de lo que quiere. “hacer humana” de nuevo a Mumei. Para ello, y
tal y como expresa en su deseo durante la celebración del Tanabata,
quiere acabar con todos los kabane (feeling like Eren), pero no es
solo eso. Al mismo tiempo, Ikoma quiere salvaguardar a Mumei de ese
tal Anii-sama que le ha llenado la cabeza de pensamientos con los que
él no está de acuerdo.
Tengamos
también en cuenta la identificación de Mumei con la hermana de
Ikoma por parte de él mismo. Aún se desconoce la relación exacta
por lo que mejor no especular. Por cierto, wtf con Kurusu en este
episodio? Realmente fue innecesario lo que hicieron con él, además
de que se vio absurdo. Si véis el episodio sabréis a que me
refiero. En fin, esperaba la aparición de una horda de Kabane, de un
Wasatori o algo por el estilo que causase estragos por la ciudad,
pero nada de eso pasó. En su lugar llegan los Karikata Shuu, una
armada autónoma que se dedica a limpiar zonas de Kabane para que los
humanos las recuperen. Llegan capiteandos por un tal Biba-sama, que
resulta ser el “Anii-sama” del que hemos oído hablar, es decir,
el maestro de Mumei. Con esa aparición se termina el episodio, el
cuál realmente no hizo mucho con la trama. Tampoco se llegó a
profundizar demasiado en el asunto de Ikoma y Mumei, cosa que se deja
para la emisión siguiente en la que conocemos mejor a Biba y vemos
como actúa Ikoma ante él.
Este
episodio 8 comienza con Mumei contándole a Biba sobre Ikoma, y
rápidamente tenemos la primera interacción entre ambos. Ikoma es
muy directo, pero las cosas en un primer momento son tranquilas y
tanto el uno como el otro exponen su punto de vista sobre los débiles
y los fuertes. Esto fue algo que realmente me gustó: la
contraposición de ideas mostrada entre Ikoma y Biba, desde un plano
más calmado en los primeros compases del episodio hasta el final del
mismo, dónde se ve que Biba está poniendo en marcha su plan e Ikoma
sabe que debe actuar, principalmente para abrirle los ojos a Mumei.
En términos generales entiendo a ambas partes. De todos modos, lo
que le dijo Biba a Mumei no es lo que diría una persona cualquiera;
le explicó que los débiles no sobrevivían y que por eso su madre
murió. Sigue siendo poco creíble que Mumei aún siendo una niña
pequeña y con poco conocimiento natural no estuviese llorando la
muerte de su madre en aquel momento.
Y
llega el ataque masivo kabane del episodio. Por primera vez vemos en
acción a los Karikata Shuu, y observamos su disposición durante la
batalla. Evidentemente su actuación es más profesional que la de
los soldados del shogun, ya que han luchado más veces contra los
kabane y son personas habilidosas. Entre ellos está una tal Horubi,
que por lo visto parece ser Kabaneri también. Al tal Enoku le habían
encargado asesinar a Biba-sama cuándo tuviera la oportunidad, pero
en lugar de eso fue él quién tuvo un destino fatal. Ante los ojos
de Ikoma, Biba atraviesa sin piedad con su hoja a Enoku. En ese
momento es cuándo Ikoma confirma sus prejuicios sobre Biba y le
exige una explicación para la acción que acaba de cometer, pero
Takumi y Ayame se disculpan en su lugar ya que no quieren conflictos.
Esto lo hacen porque piensan que Biba y sus amigos son una pieza
clave para contrarrestar a los Kabane.
En
fin, el caso es que Biba le encarga a Mumei conseguir la llave
maestra del Koutetsujou, ya que se trae un plan entre manos. Sabía
que era un tipo poco confiable.
Tantos
cambios de actitud en tan poco tiempo le sientan de pena a Mumei.
Entiendo su posición respecto a Biba, pero mostrar una actitud
diferente en cada episodio la convierte en un personaje demasiado
inestable. Con eso, pierde credibilidad, porque parece moverse en
función del viento que mejor sopla. Como dije entiendo que se haya
tragado todo lo que Biba le ha dicho desde pequeña, simplemente
pienso que esa personalidad tan cambiante mostrada en solo cuatro
capítulos no le beneficia y desde un punto de vista del espectador,
es molesto. Lol, ¿por qué tiene que golpear a Ikoma siempre que
adopta esa actitud? Yukina, quién estaba escuchando detrás de la
puerta, aparece en el momento idóneo para interrumpir un tenso
intercambio de palabras entre Ayame y Mumei cuándo esta exigía la
llave del Koutetsujou. Yukina es inteligente y le da la llave de otra
estancia, así que cuándo Mumei se la entrega a Biba, se da cuenta
del engaño.
Tristemente
la animación ha sufrido de una bajada de calidad notable respecto a
los episodios en los que el trabajo visual brilló más. En
panorámicas alejadas y fondos Kabaneri sigue mostrando todo su
potencial, pero en el dibujo de los personajes es otra historia. Como
compensación, debo decir que ambos episodios cumplieron
musicalmente, sobre todo el séptimo cuyo acompañamiento sonoro se
aprovechó en todo momento. No son los episodios que más haya
disfrutado de Kabaneri hasta la fecha, pero los dos fueron
aceptables. Se empieza a cocinar todo de cara al principio del fin.
Esto
es todo por ahora, ¿qué opináis vosotros de estos dos últimos
episodios de Kabaneri? Comentad vuestras impresiones al respecto y
nos leemos pronto.
¡Saludos!
El siete tuvo un bajón de calidad enorme en animación demasiado notorio, primeros planos con escasa animación. Mumei nunca me convenció, era un personaje muy diseñado para el público otaku y, como decís, es demasiado cambiante. Su personalidad casi no tiene coherencia alguna. Bah, no solo ella. Ikoma haciendo un escandalo porque el rosado la transformó en Kabaneri me pareció un poco fuera de lugar. Después de todo el era quien quería aplicar la ciencia y conocimiento en una lucha donde el miedo generaba ignorancia y prejuicio. Bueno, sí, una cosa es aprovechar la investigación y otra la experimentación en humanos pero igual no me cierra del todo. Al final las decisiones de los personajes parecen que siempre fueran guionadas a conveniencia.
ResponderEliminarLa serie empieza a la Shingeki no Kyojin con un protagonista luchando contra las masas ignorantes y prejuiciosas para luego solucionar el conflicto de manera repentina y dejar ese tema totalmente de lado. Después llega el drama de Mumei, cerrando con un arco final con un villano muy similar a Griffith de Berserk. No sé, a mí hace un montón que no me importa la historia. La sigo por seguir y por momentos como el team-work del episodio 6, donde derraman un compañerismo épico que me parece genial.
Pues hay gente que le está gustando cómo manejan a Mumei. Sinceramente, yo no veo dónde está lo positivo de ese trato a la personalidad del personaje. Alguien que vea la serie seguida una vez termine, y no semanalmente como nosotros ahora, lo notará más fácilmente.
EliminarSí,el 7 estuvo muy flojo en lo que a lo visual respecta. Los personajes estaban dibujados a desgana y en los planos alejados se notaban bastante las fallas.
En fin, llegados a este punto de la serie están contándonos una historia más simple de lo que pensaba. En los primeros episodios brilló la animación y hubo cosas a favor que hicieron destacar a la serie. Tiene momentos épicos, pero le falta e entregarnos personajes más convincentes.