Y
por arte de magia, Grimgar regresa. Con esta no fue como con Konosuba
o Dagashi Kashi que tuve que ponerme al día, porque como sabéis se
emite los domingos y extrañamente en mis dos semanas de ausencia,
fue lo único que pude ver poco después de que saliese cada
episodio. Los anteriores capítulos fueron simplemente mediocres, no
mejoraron en absoluto el nivel de pobreza del episodio 7 así que
mejor obviarlos. Vamos allá.
Después
de tiempo perdido en los baños, más batallas contra goblins,
escenas rebosantes de emosidad y nuevos atuendos, el party de
Haruhiro por fin se dirigió a la mina, estructurada por niveles, a
enfrentar otra cosa que no fueran goblins, con la amenaza de Death
Spots -o como quiera llamarse- presente. Creo que no funcionó el
objetivo de hacer ver este escenario como si se tratase de la
mazmorra de un videojuego de rol. Si bien cuenta con un acabado
decente a nivel visual, creo que aún no le sacaron total partido. Y
eso que es el plot device desde que se integró Mary al grupo.
La
primera escena es un recuerdo de Mary con su antiguo party cuándo
ella, Haruhiro y compañía se encuentran ya en la misión. Realizan
distracciones a los kobolds, por cierto más aburridos incluso que
los goblins. Posteriormente tiene lugar la batalla contra los cuerpos
andantes sin recuerdos, antiguos compañeros de Mary, Michiki, Og y
Mutsumi. Mary toma la delantera y pretende usar el Dispel para
purificarlos. “Mary lo aprendió sabiendo que este día llegaría”
es lo que piensa Haru, pero claro luego no sabían si ir o no ir a la
mina. El caso es que la batalla está decente, Yume y la otra hacen
poco o nada (Extremely Useless Shihoru ataca de nuevo). Moguzo pelea
con el guerrero, Ranta con el ladrón, Mary purifica a los tres y
Haruhiro... cierto, él es el líder.
Bueno,
como la batalla en sí quizás fue buena dentro de lo mal que las
suelen dirigir, no me quejo de la primera mitad. Pero ahora llega lo
triste. En primer lugar, esta conversación:
Moguzo:
Necesito hacerme más fuerte.
Shihoru:
Quiero aprender más hechizos.
Ranta:
Debo crear una técnica que sea solo mía.
Yume:
Quiero un lobo de mascota.
Pensamientos
de Haruhiro: Yo... quiero ser más fuerte... pero sería feliz con
ser un buen líder para este party.
Decidme
si os parece normal. Dentro de una PELIGROSÍSIMA mina, ponerse a
decir sandeces, esas cosas son las que hacen que ninguno de ellos
tenga credibilidad. Y todo para hacer tiempo hasta que llegue el
Death Spot de turno, momento en el que deciden retirarse e intentan
tener skill en la huida sin éxito, con un Moguzo que no puede hacer
War Cry, una Shihoru novedosamente inútil y un Ranta que se
convierte en el héroe del episodio, con una insert song poderosa de
fondo. Si no fuera porque participó en una conversación estúpida
y porque la relación con Haruhiro en este caso es pésima, me
hubiese gustado esta parte. Ranta se la deja a Haruhiro y todos
consiguen salir, pero el profundo Haruhiro descubre su gran valor de
líder y vuelve atrás con su party aún sabiendo que esto los
expondrá al peligro.
Así
termina el episodio. Como dije la primera mitad se salva pero la
segunda no solo cuenta con minutos perdidos como nos suele
acostumbrar Grimgar, sino que estos son llenados con uno de los
diálogos más penosos de todo el anime. Si quitamos eso, no nos
queda un episodio tan denigrante como puede ser el cuarto o el
séptimo, aunque bueno si alcanzaran de nuevo ese nivel sería para
droppear definitivamente la serie. Al menos Grimgar me da material de
bloggeo y no me molesta demasiado verla. En fin, eso es todo.
¿Qué
os pareció el episodio? ¿Cómo creéis que terminará todo esto?
Comentad vuestros pensamientos sobre Grimgar y nos leemos pronto.
¡Saludos!
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