Code Geass - C.C. 4

viernes, 29 de abril de 2016

Koutetsujou no Kabaneri - Episodio 3

Tras pasar una semana sin episodio de Kabaneri, el tren reaparece (nunca mejor dicho) entregándonos ayer una esperada nueva emisión. Tengo la mañana de este viernes libre, así que es buen momento para redactar. Vamos directamente con el comentario de este tercer episodio:



Recordemos cómo terminó el episodio 2, en el que Mumei desvelaba que ella e Ikoma no eran Kabane, sino Kabaneri, seres mitad humanos mitad Kabane. No por ello Kurusu y los guardias piensan que son inofensivos y por ello se disponen a acabar con ellos. No obstante, la princesa Ayame pide calma, y les justifica por el hecho de que ambos salvaron a todos los que se encuentran en el Koutetsujou. La actitud de Mumei ante la situación es despreocupada, mientras que Ikoma estaría por la labor de abandonar el vehículo para evitar riesgos mayores. No obstante, Mumei es quién decide las cosas y promete que los dos se quedarán en un vagón con la condición de no salir hasta llegar al Kongokaku, trato que es aceptado. Una vez están dentro, Mumei comienza a entrenar a Ikoma, ya que su idea es convertirlo en su “escudo” y en su forma actual no parece estar capacitado. Más tarde, ella detecta la presencia de un Kabane dentro del tren, y al salir todos vuelven a desconfiar creyendo que sus objetivos son otros. No obstante, de nuevo llega Ayame para evitar que Kurusu se tome la justicia por su mano. En mitad del revuelo, aparece uno de los mecánicos del tren indicando que el tanque de agua está roto y deben parar para repararlo.


Una vez se encuentran fuera del tren, realizan sus rezos aquellos que perdieron a sus familiares o seres queridos por culpa de los Kabane, mientras otros se encargan de revisar los problemas del vehículo. Mumei e Ikoma siguen en el vagón aislado, y toma lugar una conversación en la que Ikoma revela cómo perdió exactamente a su hermana años atrás, motivo por el cuál lucha con esa decisión contra los Kabane (acertado el tema melancólico de fondo, por cierto). A Mumei no le extraña, ya que considera común el hecho de perder a la gente querida de esa forma. Mientras, los hombres que quieren perder de vista a los Kabaneri urden un plan durante el funeral, pero son descubiertos por Ayame. Con todo, ella parece contribuir, pero Mumei descubre fácilmente sus planes. Ikoma pide que no les haga daño, pero el objetivo de Mumei es otro. El Kabane que percibió anteriormente está en el exterior, entre los pasajeros del Koutetsujou, así que no duda en acabar con la criatura de un sólo ataque, para sorpresa de la amiga de Ikoma (la que está con los niños y reparte comida) que previamente le había suministrado más comida de la preestablecida, ya que se trataba de una mujer embarazada. El problema es que Mumei comienza a tener hambre. Hambre de sangre. Finalmente tenemos a Ayame probando a Ikoma, en un acto audaz e inteligente que sirve como muestra efectiva para descubrir las posibles supuestas intenciones de Ikoma. Esto sirve para alejar a los desconfiados, pero posteriormente Ikoma se desmaya. Cuándo despierta, sus ojos toman otra tonalidad y se abalanza sobre Ayame. Cliffhanger time.


Esta recta final concentró el interés tanto en la situación de Mumei con la gente como en la de Ikoma con Ayame. Surgen varias preguntas ahora. ¿Por qué Mumei necesita sangre, y no le sirve con alimentos normales y corrientes? ¿Quizás le suministra la energía necesaria para sobrevivir como lo que es? ¿O solo es una broma? Y lo más importante, ¿por qué no avisó a Ikoma de que él podría sufrir las mismas consecuencias? ¿Ayame se convertirá en Kabaneri, o habrá una clásica intervención que evite esto? Sí, las incógnitas fuertes surgen al final, pero a lo largo de los veinte minutos, nos incitan a reflexionar sobre varias cosas. Mumei e Ikoma son personajes muy explorables e interesantes. Me gustaría que sigan tratando indirectamente la relación entre ambos, y que sigamos obteniendo puntos paralelos de cada uno, de cómo se adaptan a las circunstancias, cómo les afecta en determinados aspectos su característica y cómo actúan consecuentemente en su entorno.


Mumei tiene más potencial actualmente y está más experimentada que Ikoma. La naturalidad con la que la exposición nos llega a través de su diálogo es más que agradable, y esto la convierte en un buen medio de comunicación para el espectador. Quizás de otro modo, el intento de explicar conceptos se sentiría más forzado. Por otro lado, sabemos que Mumei es un Kabaneri, pero un halo de misterio aún la rodea. Su personalidad esconde algo más de lo que tenemos visto ahora, estoy seguro. Pero por ahora, me contenta haber observado sus distintas facetas, incluso la habilidad que muestra para interactuar con los niños pequeños. Ikoma no tiene el carisma de Mumei, pero creo que en términos generales, está bien. Es un Eren perfeccionado y menos plano. Deseo ver cuáles son los efectos que le causa exactamente su identidad de Kabaneri. Y alguien que merece una mención esta semana es Ayame, que demostró que su papel no se limita a encarnar la típica personalidad inútil e incompetente con su movimiento para probar a Ikoma. Buen trabajo con ello, sirvió para hacer que no odiase su personaje.


En fin, un episodio menos intenso que el anterior, pero que no le tiene tanto que envidiar, ya que el nivel de calidad se mantuvo sin ningún bache. Bien es cierto que no fue pertinente volcarse tanto como en el segundo, pero el caso, Wit nos sigue entregando una producción sobresaliente en términos artísticos. El desarrollo en sí repitió llegando a buen puerto, pero, ¿quizás esta serie tendría un futuro mejor asegurado con el doble de episodios? Sea como sea, sigue siendo una atracción cuya recepción no deja de ser positiva, pues hace las cosas bien y trata con progresivo éxito de reconvertirse en una obra más libre y apartada de las comparaciones, a pesar de que estas no vayan a dejar de existir. Ganas de descubrir cómo se torna el panorama el próximo jueves.


Esto es todo por ahora. ¿Qué opináis de este tercer episodio de Kabaneri? Dejad vuestras impresiones al respecto y nos leemos pronto.

¡Saludos!

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